martes, 21 de abril de 2015

Sobre manos forasteras y volcanes putrefactos...
















Aún recuerdo sus manos forasteras en la arena...

Nunca olvidaré aquella mirada suplicante, pavorosa.

Ojos muertos que vivieron cien de nuestras vidas.

Sonaban los últimos sones de la fiesta…

Cuando arribaron aquellos cuerpos de lava descompuesta.

Desechos del volcán putrefacto de nuestras conciencias.

Ajenos al ruido bailábamos el vals de los sordos...

Retratábamos en solitario nuestras bocas de pato.

Están llamando a las puertas del infierno...

Desde entonces me silban los oídos...