martes, 4 de enero de 2011

Sobre renuncias irrenunciables...





Y ahora me toca renunciar…
Dejaré de esperar lo inesperado.
Arrojaré de mí la culpa, como hacen los verdugos.
Recobraré la cordura de los que envidian la locura…
Secaré los ríos con las yemas de mis dedos.
Renegaré de los pecados que cometimos.
Aplacaré mis deseos con carne inocente.
Bailaré hasta el final la danza de los miedosos.
Patrullaré sin descanso por los confines del tedio.
Levantaré murallas con las ruinas de nuestro amor.
Maldeciré a los dioses que jamás fueron débiles.
Porque ahora me toca renunciar…
Renunciar a ti.