domingo, 29 de agosto de 2010

Sobre secuestros, ayudas y verdades





Mali, 12 de mayo del 2010


Estimado Presidente:


Las circunstancias que actualmente padecemos mis compañeros y yo me obligan a hacerle la siguiente confesión...

Confieso ser un empresario que, hasta hace bien poco, escatimaba el sueldo y los derechos laborales de mis 140 empleados.

Admito que para limpiar mi conciencia, adquirir prestigio social y desgravar impuestos, fundé con otros socios la ONG 'Tierra de Paz'.

Reconozco que en febrero del año en curso organicé una expedición a Mali con el objetivo de pasar unos días de diversión en un entorno excitante y, de paso, ayudar un poco a los pobres de este país.

Es verdad que, en algún momento, se me pasó por la mente intentar copular con alguna de las lugareñas, aprovechando mi condición de europeo y las ventajas que en ello pudieran ver las mujeres de Mali.

Mía es también la culpa de insistir en que la expedición pasara por un lugar expresamente desaconsejado por el gobierno que usted preside; lo hice por añadir un plus de emoción al viaje.

Reconozco haber sentido pánico cuando nos tendieron una emboscada y nos encañonaron con fusiles.

Admito que estoy aterrorizado en este cautiverio. Mis compañeros están igual de asustados que yo.

Finalmente, confieso que mis captores me han obligado a escribir esta carta para escupirle a usted toda mi verdad, so pena de ser ejecutado al instante si intuyen una sola mentira en mis palabras.

Por favor, le ruego que haga todo lo posible por sacarnos de aquí. Que pague lo que sea necesario, o que nos intercambie por los terroristas que haga falta. Sé que con ello se financiarán más asesinatos y secuestros; pero soy un cobarde y quiero seguir siendo el tipo sonriente y pagado de mi mismo que era antes de estar aquí.


Atentamente, Alonso Carreño (Presidente de la Fundación 'Tierra de Paz').