Marina tiene 18 años y acaba de empezar a estudiar publicidad y márketing en la universidad. Es una chica de esas que van doblando cuellos cuando sale a pasear por las calles de Valencia. A Marina le encanta bailar, de hecho es una consumada bailarina que acumula en su habitación kilos y kilos de hojalata, fruto de las numerosas medallas y trofeos que sus piernas y su desarmante mirada le han hecho ganar desde que era menos niña de lo que es hoy.
Dentro de unos años puede haber dos Marinas totalmente distintas. Una es la Marina que yo conozco, brillante y divertida; con un título universitario bajo el brazo, tal vez algún príncipe azul y volando tan alto como su adorada Campanilla...
La otra Marina nunca pudo terminar en la universidad, sus zapatillas de baile son ahora parte del decorado de tiempos mejores que ya nadie espera que vuelvan. En lo que a príncipes azules se refiere, nada de nada..., todo lo más algún patán ocasional más morado que azul.
Marina está embarazada. Hace poco más de un mes un chico ancho de brazos y sonrisa le dijo que la quería, que siempre estarían juntos y que nunca le fallaría. De más está decir que le falló mucho y la folló todavía más; ahora ella está en una encrucijada y no sabe qué camino tomar...
Si toma el camino del sentido común su vida será como siempre debió ser, pero para muchos será una asesina o en el mejor de los casos una inconsciente. Si toma el camino del corazón todo su mundo cambiará para siempre cuando aún no toca, y lo peor es que también para muchos seguirá siendo una inconsciente.
Haga lo que haga estará sola...
Aún no he visto a ninguno de esos grupos pro-vida manifestarse por los niños que mueren de hambre y miseria en Sudán, Palestina, Bolivia o Haití. Nunca he tenido constancia que se preocupen por el derecho a vivir de los condenados a muerte. Ni siquiera he oído que alguna de estas organizaciones antiabortistas sufraguen los gastos de ningún orfanato o apoyen a madres solteras con dificultades económicas... ¿De veras les preocupa la vida humana o tan siquiera la vida de los niños?
Más bien creo que lo que les molesta es lo que ha generado esa vida, lo que la antecede, es decir..., el sexo. He aquí lo que de veras escandaliza a estas personas que claman por el derecho a vivir de unos embriones que ni sienten ni padecen, pero que ignoran olímpicamente el derecho a vivir dignamente de los niños y adultos del resto del planeta. Está claro, no es otra cosa que el folleteo lo que les fastidia..., el que haya gente (joven en su mayoría) que meta y saque sin pagar por semejante desvergüenza, sin que ello tenga consecuencias directas y negativas en sus vidas.
Si tenemos en cuenta lo que en filosofía se denomina 'potencia y acto' está claro que un embrión es un ser humano en potencia, pero no lo es en acto; por tanto eliminarlo podría ser considerado un 'crimen' contra un potencial ser humano. Está también muy claro que un embrión no tiene conocimiento alguno de su condición (ni de absolutamente nada). Sólo nosotros sabemos de las cosas que al nacer se encontrará en este mundo, del bien y del mal, de la vida y la muerte, del ruido y el silencio. Somos nosotros quienes tenemos la conciencia que él no tiene y según ella, ponderando las circunstancias, deberemos actuar asumiendo lo que venga.
Lo importante del asunto es que se trata de un 'crimen' que la ley ampara porque las conciencias de mucha gente así lo quisieron. Moral y éticamente abortar es mucho más legal que otros crímenes legales que se cometen en el mundo sobre los cuales los antiabortistas nada dicen.
Quien aborta no lo hace por diversión, ni mucho menos (aunque algunos se empeñen en pensar lo contrario), sino siguiendo una de las dos únicas vías posibles ante esta encrucijada: traer al mundo una vida (jodiéndo de paso la suya propia y muy posiblemente la de la criatura), o sacrificar a un embrión (que aún no sabe que lo es) y tirar para adelante haciendo algo para lo que nadie nos ha preparado jamás.
Marina es en potencia una muchacha con un futuro prometedor, de ella depende que con el tiempo lo sea en acto. Por eso yo le he recomendado que aborte; pero, si aún le quedan dudas én su cabecita, también le he pedido que antes de hacer nada se ponga en contacto con todas las organizaciones antiabortistas que pueda encontrar... Si alguna de ellas, o tal vez alguno de sus fervorosos miembros, es capaz de garantizarle por escrito la manutención de su hijo y el que ella pueda disponer del tiempo suficiente para terminar su carrera, entonces que se replantee lo de abortar. ¡Quién sabe, lo mismo todo tiene un final feliz y descubrimos la solución a su problema y al de millones de mujeres!...¿Acaso la vida de un niño no merece que los cristianos de noble corazón se rasquen un poco el bolsillo?