lunes, 19 de octubre de 2009

Sobre atardeceres, el mar y las mentiras...



De vez en cuando algún sonido, ciertos aromas y demasiadas imágenes me recuerdan a ti: un par de melodías, una brisa cargada de mar, los colores del sol cuando nos deja... Entonces, sin querer, te apareces en mi mente y este lento suicidio que es la vida se detiene por un instante.

Pero la tregua cesa, y muy pronto tú y yo volvemos a ser sólo una nostalgia cómodamente instalada en el sótano del alma, sin remedio, con el conformismo Escarlata del "mañana será otro día".

Ya hace cinco años que estoy lejos de ti. Por aquél entonces tú, igual que ahora, soñabas con la libertad. Jamás renunciaste a ella. Lo diste todo, con esa fuerza indómita del que nunca se rinde, del que llora a oscuras, del que baila con el corazón roto y grita su rabia con una sonrisa...

Yo, en cambio, nada dí. Poco pueden entregar los que viajan con billete de vuelta.

¡Ay mi Cuba! Mil veces maltratada por los que tanto dicen quererte, mil veces abandonada por los que juraron volver y mil veces deseada por todos. Si la belleza tiene un precio tú ya has pagado hasta siete veces siete el valor de tu condena; pero aún no parece ser suficiente.

Sé que volveré y tú seguirás igual; cuarteada por dentro y lozana por fuera, seduciéndome con tus mentiras e intentando sobrevivir rodeada de salvapatrias, de abusadores, envidiosos, pichacortas y sabelotodos...

Volveré y, como todos los demás, yo también te decepcionaré..., quizás aún no tenga el valor de viajar sin billete de vuelta.

lunes, 12 de octubre de 2009

Sobre corruptos, trajes y correas




En la huerta valenciana hay fruta podrida. Según los unos, poca; según los otros, mucha...

Los antaño acusadores son ahora acusados. Los entonces acusados se tornan acusadores...

Idénticos truhanes con distintos trajes a medida.

Una costa arruinada por el cemento y un Costa enriquecido con el rostro de cemento.

El sastre del emperador tejió sin hilos invisibles, y hasta los niños descubrieron el engaño.

La mano en el fuego empieza a quemarse..., ya huele a chamusquina.

Sustituyeron las antiguas tirantas por una reluciente correa...

Se rasgan las vestiduras pidendo justicia... No importa, eran regaladas.

Todos son culpables menos los culpables: el ojo que todo lo ve, las tablas de la ley y la paloma mensajera.

Algunos lo ignoraban. Muchos lo sabían. Otros lo sospechaban... A nadie extrañó.

Ya estamos acostumbrados a la fruta podrida.

lunes, 5 de octubre de 2009

Sobre burkas e intolerantes como los de antes



Hay mujeres que pasean con orgullo el burka por la calle y no se lo quitan ni en presencia de un juez. Hay otras mujeres sin orgullo a las que un juez obliga a ir con un burka si se quieren pasear por la calle... Entre ambas opciones media un mundo, el nuestro.

Claro que me refiero a nuestro mundo de ahora, al Occidente del siglo XXI, porque si retrocedíeramos atrás en el tiempo comprobaríamos con incomodidad que nuestra 'civilización' superaba con creces al actual islamismo en lo que a intolerancia y fanatismo se refiere. De ello pueden dar buena cuenta judios, protestantes, indios, mujeres y también los musulmanes... Sólo hay que acudir a los libros de historia para encontrar multitud de ejemplos de las barbaries cometidas en nombre de nuestro Dios.

Si hace unos siglos, los líderes del cristianismo hubieran coincidido con una cultura laica, donde muchos de sus miembros se declararan abiertamente ateos, es muy probable que la violencia de su reacción hubiera dejado en pañales las arengas de los imanes de hoy día.

Por fortuna para nosotros el Renacimiento llegó, y con él muchas cosas empezaron a cambiar. Después vinieron el racionalismo, la ilustración, la revolución francesa...
En este sentido, quizás el Islam (y esto es un pensamiento muy personal) no haya tenido la misma suerte que Occidente y muchos de sus fieles se encuentren en la misma posición que el cristianismo tenía hace 500 o 600 años. Casualmente Mahoma nació 570 años después de Jesús... ¿No será que a esta religión y a sus creyentes aún les faltan unos cuantos años para llegar al grado de liberación al que nosotros hemos llegado?

Admitámoslo, lo que a nosotros nos choca no es el burka. Lo que nos deja perplejos, asustados y desarmados es que en el 2009 haya millones de personas que tengan fe, y no una fe cualquiera, sino una muy parecida a la que tenían nuestros antepasados hace 500 años.

En un mundo como el de hoy, liberado de muchas de las supercherías que tipos vestidos con túnicas nos hacían creer, no concebimos que otros no se hayan 'enterado' de la buenanueva, de las bienaventuranzas de la ciencia y el progreso... ¿Cómo es posible?, pensamos.

Es posible, y lo que es más inquietante: están convencidos de tener la verdad de su lado. Evidentemente no todos los musulmanes son extremistas, si no ya hace mucho que no estaríamos tan felices leyendo en la red blogs de gente aburrida. Pero en nuestra simplista visión de las cosas se cumple un silogismo bastante siniestro: No todos los musulmanes ponen bombas, pero sí casi todas las bombas las ponen musulmanes.

En cuanto a las mujeres que pasean el burka por la calle con orgullo y que no se lo quitan ni en presencia de un juez, por mi nada que objetar. Si viven en su país pasarán calor... 'sarna con gusto no pica'; y si viven en Occidente espero que el sacrificio de caminar entre infieles, lejos de casa y en un sistema al que desprecian les valga la pena... Seguro que esas otras mujeres sin orgullo, a las que un juez obliga a ir con un burka si se quieren pasear por la calle, se cambiarían sin dudarlo por ellas.

Sobre piratas somalíes y piratas españoles...




Pescadores que se saltan a la torera las leyes internacionales..., piratas de piel blanca.

Supuestos protectores de las costas de Somalia que secuestran barcos y piden rescate..., piratas de piel negra.

Políticos nerviosos, militares ansiosos y el pueblo oscilando entre pedir sangre o explicaciones...Entre medias el atún, un asunto nada claro pero que a más de uno está dejando calvo.

Vergüenza, esa es la palabra. Vergüenza por todos los que, desde la comodidad de sus casas, exigen que el séptimo de caballería corte por lo sano esgrimiendo como argumento un triste sentimiento patriótico. Es muy fácil dar lecciones, en eso a los occidentales nadie nos gana, especialmente si los sufridores de nuestra peculiar moral son aquellos a los que aún consideramos inferiores (¡qué se han creído esos negros de mierda!)... Poco ha cambiado desde hace 500 años.

A todos los que ahora quieren dar lecciones de no se sabe qué, habría que recordales lo que nosotros somos. Ésta sí es una lección, y va de historia...

Los españoles, con el permiso de los ingleses, hemos sido el pueblo que más muerte y desolación ha dejado a su paso. Durante siglos nos hemos dedicado a robar la riqueza de otros países con total impunidad, masacrando a todo el que se interponía en nuestro camino... Así que, por simple decoro, deberíamos tener la boca bien cerrada y dejarnos de bravuconadas.

En lugar de ponernos en la piel del otro, informarnos sobre la situación de desgobierno en Somalia y reflexionar acerca de cómo viven en la pobreza millones de personas, lo que hacemos es indignarnos porque unos piratas de piel negra han secuestrado a nuestros piratas de piel blanca en aguas somalíes... Y digo yo, ¿qué hacían nuestros compatriotas tan lejos de casa?, ¿estaban o no estaban pescando ilegalmente?, ¿cómo reaccionaríamos si pescadores africanos faenaran en nuestros mares?, ¿tenemos atún en la mesa a costa de sus costas?

Nuestros pescadores no tienen buena fama en ningún lugar del mundo; quizás sientan nostalgia de aquellos tiempos en los que navíos españoles campaban a sus anchas por todo el planeta. Los conquistadores ya no existen, los peces se acaban, las bocas se abren y alguien debe llenar los supermercados... ¿Quienes están más desesperados los piratas de piel blanca o los piratas de piel negra?

Sobre rostros difuminados, niñas, presidentes y góticos...



Son sólo dos niñas, dos rostros borrosos que podrían ser los de cualquiera de nuestras hijas, primas o hermanas. Igual que las caras de estas niñas, la frontera entre lo correcto y lo incorrecto, la desvergüenza o la decencia están tan difuminadas para algunos que no dudan ni un segundo en joder a quien sea, incluyendo —¿por qué no?— a menores. Pederastas de la opinión, hombres del saco y la sentencia para los que cualquier cosa vale con tal de tumbar a su presa. Todo muy patriótico, todo muy repugnante.

No me gusta Zapatero, me parece un radical, un cínico y un muy mal presidente; pero mucho menos me gustan quienes rastreramente han usado estos días a sus hijas para atacarle. Que las niñas acudieran a un viaje oficial con su padre puede gustar más o menos, e incluso es bueno que se debata tal cuestión, lo que produce verdadero asco es que columnistas, políticos y cualquiera con la suficiente mala baba, se hayan burlado del aspecto físico de unas adolescentes que ningún daño han hecho a este miserable mundo en el que habitamos.

Laura y Alba son dos niñas, tan sólo eso, y como la mayoría de nosotros a su edad seguro que aún sueñan con cosas dignas de ser soñadas. Tal vez en sus sueños haya príncipes góticos de rostros casi transparentes a los que besan en el borde de algún acantilado con el rugiente mar como único testigo, quizas sueñen con tener una banda de 'death metal' o en conocer personalmente al cantante de 'HIM'. En todo caso seguro que tienen sueños; soñar es bueno, y nadie tiene derecho a reirse de los sueños ajenos sin mirar antes las realidades propias.

Se puede ser gótico y visitar a Obama. Se puede ser negro y presidente de los Estados Unidos. Se puede ser digno y tener la ropa oscura, la piel oscura...; pero jamás pueden ser dignos los que tienen el alma oscura.